Tiempo recios de Mario Vargas Llosa.
Alfaguara, 2019.
Cada publicación de un libro nuevo de Mario Vargas Llosa es
un acontecimiento literario mundial sumamente importante que parece confirmarse
por el número de ventas de sus ejemplares y por la resonancia que su obra
genera en la crítica. En nuestro país este impacto pareciera haber aumentado
luego de su polémica presentación en el marco de la Feria del Libro (2011) y su
participación, durante aquellos días, en un seminario en Buenos Aires
organizado por la Sociedad Mont Pelerin, divulgadora de ideas ultraliberales. La
publicación en 2019 de "Tiempos recios" (Ed. Alfaguara, 2019), donde
se narra el golpe de Estado a Jacobo Arbenz en 1954 y otras historias laterales
a este hecho, parecen confirmar este impacto con una gran cantidad de
intercambios, críticas y hasta incluso interesantes debates sobre el
comportamiento del autor en tanto escritor y personaje público.(https://www.pagina12.com.ar/236489-las-dos-caras-de-vargas-llosa).
La historia es bien conocida por todos. Tras la caída del
dictador Jorge Ubico (1931-1944), luego de la triunfante "Revolución de
Octubre" y el posterior llamado a elecciones, Guatemala inicia su
recorrido por una vía democrática que se extenderá por casi una década con las
presidencias de Juan José Arévalo (1945-1950) y posteriormente con su ex
ministro de defensa Jacobo Arbenz (1951-1954). Durante este período de 1945-1954
los gobiernos democráticos de Guatemala fueron conscientes de la necesidad
urgente de implementar reformas que permitieran al país centroamericano, salir
de las terribles condiciones de atraso, miseria e injusticia social, en la que
se encontraban desde tiempos inmemoriales.
Dentro de las reformas ejecutadas por ambos gobiernos se
deben incluir la ampliación del derecho al voto -a personas analfabetas-, el
aumento de salarios a docentes y la construcción de escuelas, la autonomía
universitaria y quizá, la dos más polémicas e imperdonables para el poder
oligárquico y el capital transnacional: el código
de trabajo sancionado en 1947 (que permitía la sindicalización de los
trabajadores rurales de las plantaciones de bananos y haciendas cafetaleras) y
la reforma agraria (decreto 900), ya
durante el gobierno de Arbenz, que dispuso la confiscación de tierras ociosas
que luego serían redistribuidas a los trabajadores rurales, a los que a través
de distintas facilidades proporcionadas por el Estado, se lograría insertar en
una agricultura comercial. La ley, lejos de plantear medidas arbitrarias como
expropiaciones masivas e indiscriminadas o expulsiones de empresas extranjeras,
como había sucedido en otros países, estaba dirigida al latifundio improductivo
y el objetivo central era modernizar el sistema agrario y romper con las formas
de sujeción social a las élites que estaba sometida la mayoría de la población
guatemalteca.
Estas últimas medidas fueron la excusa perfecta de los opositores
a Arbenz para generar una contraofensiva al gobierno a través de toda una serie
de acusaciones infundadas de infiltración comunista y otros ataques con el tono
propio del lenguaje de la guerra fría. Según Vargas Llosa, será central el
papel de Edward L. Bernays, nuevo jefe de relaciones públicas de la Fruit
Company, en la manipulación de la opinión pública norteamericana y del Departamento de Estado, para convencer a Estados Unidos de la imperiosa necesidad de
intervenir en la política interna de Guatemala, antes que éste país se
convirtiera en «una cabeza de playa soviética en América».
"Tiempos recios" está dividido en dos irregulares
apartados titulados "Antes" (90%) y "Después" (10%). El
apartado "Antes" es la novela en sí y se aboca a la narración
ficcional del golpe militar del General Carlos Castillo Armas al gobierno de
Arbenz y al confuso episodio que termina con el asesinato del propio Castillo
Armas, ya convertido en presidente, tan sólo tres años después de la caída de Arbenz. En tanto que el segundo
apartado, "Después", es la transcripción de la breve entrevista que
Vargas Llosa realiza a uno de los personajes centrales de la novela, Marta
Borrero Parra, -apodada Miss Guatemala y de nombre real Gloria Bolaños Pons-,
amante del golpista Castillo Armas y luego del asesino de este, Johnny Abbes
García. Esto parece ser una interpretación de Vargas Llosa sobre el magnicidio
de Castillo Armas, ya que el hecho sigue sin esclarecerse hasta el día de hoy.
La interpretación de Vargas Llosa de este asesinato, es la de una venganza de
Rafael Leonidas Trujillo hacia el General golpista guatemalteco, posibilitada por la complicidad de algunas facciones
del ejército guatemalteco que tenían a cargo la custodia presidencial. Existen otras hipótesis sobre el asesinato de
Castillo Armas pero ninguna de ellas tampoco pudo ser confirmada hasta el día
de la fecha.
La gran cantidad de personajes que aparecen en la novela
incluye a todos los protagonistas del golpe de Estado en Guatemala: El General Carlos
Castillo Armas; el ya mencionado jefe de relaciones públicas de la Fruit
Company, Edward L. Bernays y su
presidente Samuel Zemurray; el director de la CIA de ese entonces, Allen Dulles
y el embajador norteamericanos en Guatemala John Emil Peurifoy. También los
dictadores centroamericanos Anastasio Somoza García y Rafael Leonidas Trujillo
y su terrible agente Johnny Abbes García. Tanto Nicaragua como República
Dominica fueron esenciales para el éxito del golpe de Estado en Guatemala.
Nicaragua prestando su territorio como centro de operaciones y entrenamiento
del llamado "Ejercito liberacionista" y la República Dominicana con
el apoyo financiero necesario para ejecutar el golpe. Pero también aparecerán en
el relato amantes y esposas, algunos intelectuales, médicos y abogados, civiles
y otros militares. En estos casos habrá personajes reales con nombres cambiados
(como el caso de “Miss Guatemala”) y otros totalmente inventados por Varga
Llosa.
Si en el comienzo del libro, Vargas Llosa enuncia las causas
del golpe militar en Guatemala –la labor del publicista de la Fruit Company en
cuanto a la manipulación de la información de lo que ocurría en Guatemala en el
gobierno de Arbenz y las mentiras que propagó en EEUU acerca del peligro
comunista en Guatemala y el resto de América Latina-, en el cierre del libro
Vargas Llosa se dedicará a las consecuencias terribles que este golpe de Estado
en Guatemala trajo para todo el continente americano.
Según Vargas Llosa la interrupción completamente infundada de
la democracia en Guatemala, fue lo que posteriormente generó una radicalización
de la revolución cubana:
“Fue una gran torpeza de Estados Unidos preparar ese golpe
militar contra Arbenz poniendo de testaferro al coronel Castillo Armas a la
cabeza de la conspiración. El triunfo que obtuvieron fue pasajero, inútil y
contraproducente. Hizo recrudecer el antinorteamericanismo en toda América
Latina y fortaleció a los partidos marxistas, trotskistas y fidelistas. Y
sirvió para radicalizar y empujar hacia el comunismo al movimiento 26 de julio
de Fidel Castro” (pág. 264).
Como prueba directa de esto, Vargas Llosa cita la presencia
de Ernesto Guevara en Guatemala en el momento preciso del golpe de Estado de
1954. El aprendizaje del "Caso Guatemala" para el Che, Fidel y los otros
revolucionarios de Cuba, habría llevado a éstos a tomar las terribles decisiones
de los fusilamientos de miembros del propio ejército una vez que la revolución
triunfó y la inevitable alianza con la Unión Soviética para defenderse de las
agresiones norteamericanas. Para cerrar este comentario sobre "Tiempos recios" me
gustaría dar alguna opinión personal al respecto.
Antes que nada y esto como opinión muy personal creo que,
sin ser una mala novela, la calidad de “Tiempos recios” está muy por debajo de
otras novelas políticas del autor como “Conversación en la catedral” (1969) o “La
fiesta del chivo” (2000). Pero por otro lado creo que en las partes que Vargas Llosa
se intenta poner la "ropa" de historiador, proporcionando causas y consecuencias
del golpe a Arbenz, sí lo hace de una forma insuficiente, tendenciosa y hasta cayendo en un análisis contrafactual inapropiado.
En primer lugar definir como torpeza de parte del Estado más poderoso del mundo la intervención
o el injerencismo en un país latinomericano, sólo por las habilidades de un
especialista en marketing político que supo manipular a las autoridades, parece
algo pintoresco para una ficción pero completamente débil desde el punto de
vista de la explicación histórica. Es innegable el poder de lobby de una
empresa como lo fue la Fruit Company y todo el entramado de relaciones con los organismos del
estado: muestra cabal de ello es que el propio director de la CIA John Dulles,
fuera miembro del consejo directivo de la UFCO o la representación de la
poderosa firma de abogados Sullivan and Cromwell como representante de los
intereses de la UFCO. Pero no hay torpezas ni pasos en falso en lo que EEUU hizo
en América Latina desde el golpe de Estado en Guatemala en 1954 y las décadas
sucesivas, si no una firme y coherente política exterior. Porque la interrupción
del proceso democrático está firmemente ligada a la interrupción de la
democracia entendida como soberanía y autodeterminación de los pueblos y no
como un método formal de selección de gobernantes o circulación de élites
políticas según lo entiende Vargas Llosa. Y esto es así más allá de que la “amenaza
comunista” fuera real o inventada. Creer a esta altura en Estados Unidos como
garante de la democracia es de una ingenuidad inaceptable para cualquier ciudadano
más o menos informado. Si entre las décadas del 50 y fines del 80 "la amenaza del comunismo" era utilizada para el intervencionismo en países donde se vieran afectados los intereses y privilegios comerciales y monopólicos de EEUU, en las últimas
décadas y con la inexistencia de la “amenaza comunista” lo será el terrorisimo
islámico y/o cualquier otra excusa.
Por último la radicalización del proceso cubano puede que
haya tenido en cuenta lo ocurrido en Guatemala, pero no deja de asombrar como
Vargas Llosa omite todos los tropiezos
de EEUU en Latinoamérica, previos y posteriores al golpe en Guatemala en 1954. Como dijimos lejos de ser responsabilidad exclusiva de la manipulación del marketing o el lobby empresarial, constituye una de las continuidades más visibles en la Historia de América Latina.
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