"Roza, tumba, quema" de Claudia Hernandez
Editorial Laguna Libros, 1era edición 2017.

"Roza tumba quema" (Editorial Laguna Libros, 1era edición 2017), es la segunda novela de la escritora salvadoreña Claudia Hernandez quien además de varias antologías de cuentos ha editado en 2018 su tercera novela "El verbo J.", que esperamos poder leer en algún momento. En 1998,
ganó el primer premio honorífico del certamen
"Juan Rulfo", de Radio Francia Internacional,
en la categoría de cuento. En 2004 obtuvo el
premio Anna Seghers, en Alemania y en 2007 su nombre fue incluido en el listado del "Bogotá 39". Ha sido
antologada en España, Italia, Francia, Estados
Unidos y Alemania. Actualmente se desempeña como catedrática en la Universidad Centroamericana José Cañas (UCA).
Todo aquel que haya recorrido Centroamérica sabrá de la importancia del maíz. Las milpas, ese agrosistema que comprende el cultivo conjunto de maíz, calabaza y frijol será la base del sustento alimenticio de la gran mayoría de la población. En las zonas boscosas, desde las rutas, se pueden ver las columnas de humo que indican el lugar escogido por los campesinos para quemar y agujerear el suelo para luego plantar las semillas y cubrirlas con las cenizas que actúan como fertilizante. El resto del trabajo consiste en esperar las oportunas lluvias que permitirán una cosecha exitosa. El maíz conecta el pasado con el presente y es el alimento de los cuerpos pero también de las almas centroamericanas. Esta técnica agrícola quizá pueda representar en cierta forma la conexión de las tres generaciones de mujeres atravesadas por el dolor de la guerra salvadoreña que narra Claudia Hernandez.
Aunque la autora no menciona casi ningún nombre propio -ni de sus personajes ni de los lugares- en toda su novela a excepción de París, sabemos que los hechos que está contando transcurren en el contexto de la Guerra Civil Salvadoreña. Entre fines de 1970 y 1991, El Salvador se vio sacudido por una interminable Guerra civil entre las fuerzas insurgentes del Frente Farabundo Martí y los sucesivos gobiernos de ese período donde la derechista ARENA gobernó el pequeño país centroaméricano. Las cifras de muertos más conservadoras hablan de 75000 muertos entre los que se encuentran miles de civiles y hasta religiosos reconocidos como el padre Monseñor Oscar Arnuldo Romero, asesinados por los siniestros escuadrones de la muerte. El tema central de "Roza tumba quema" no será la guerra en sí, si no el impacto que el conflicto sigue generando en toda la población, especialmente en las mujeres que soportaron las peores atrocidades durante el conflicto y las condiciones más adversas para rehacer sus vidas luego de la contienda.
"Roza tumba quema", tendrá como personaje principal a una ex combatiente de la que no sabemos -ni sabremos jamás- su nombre como el resto de los personajes que se referencian como "su padre", "su madre", "sus hermanos", "su compañera ex combatiente" y "sus hijas" (la más chica, la tercera, la más grande, etc), siempre en relación con el personaje central. A penas siendo una adolescente, esta mujer, junto con algunos de sus hermanos y su padre deciden incorporarse a las filas de la guerrilla mudando sus vidas y sus destinos al monte donde los ejércitos rebeldes operaban. En los primeros tramos de la novela se cuenta la experiencia de una adolescente que no parece estar del todo convencida con la causa de la lucha y sólo será sostenida por la presencia de su familia y por el peligro que conllevaría volver al hogar con su madre y sus hermanos menores. Sin embargo su vida empieza a construirse en el monte y la clandestinidad, con su primer amor y el nacimiento de su primera hija que al poco de nacer perderá por muchos años. El relato de la dificultad del reencuentro entre la mujer y su primera hija -ya adulta- en París será uno de los temas importantes que aborda la novela.
Los capítulos o las partes de ellos en que se describe la vida de la mujer protagonista en el monte -donde pierde a su padre y al padre de una de sus hijas- se van alternando con las historias del presente de sus cinco hijas, ya adultas y forjándose un futuro a pesar de todos los desánimos e imposibilidades. Los años de posguerra hacen dudar a los ex combatientes del esfuerzo y sacrificio puesto en el combate por un país que no parece haber cambiado demasiado con los acuerdos de paz. A medida que avanza el relato se nos van describiendo las dificultades de todas las hijas, tanto de las que fueron criadas con ella, como de la primera, que fue separada de su madre en plena guerra y vendida por unas monjas a una familia francesa.
En el caso de esta última, cuando su madre viaja a concretar el reencuentro, -luego de comprobarse su filiación en los estudios de ADN-, se encuentra con una mujer ya adulta que se muestra distante, poco interesada en reconstruir sus lazos con su madre biológica y atravesando una profunda depresión que la lleva largas temporadas a los hospitales. Por el lado de las hijas que si se criaron con su madre se narran las dificultades de de sus hijas que intentan transitar los estudios universitarios, los conflictos de su hija mayor con un marido que no le permite trabajar ni estudiar, las carencias de las mas chicas que aún son escolares, etc.
En la novela se destaca la representación de la familia como un espacio de seguridad, contención y donde prevalece la ética del cuidado. Siempre con una ponderación positiva de las mujeres, mientras prevalece una visión marcadamente negativa de la gran mayoría de los hombres. Solo el caso del padre de la ex combatiente parece mostrar una masculinidad positiva frente al resto de los hombres que son infieles, abusivos, farsantes, abandonadores o posesivos que atentan contra las libertades de las mujeres.
El estilo narrativo de la autora utiliza varios recursos: el anonimato de los personajes, el discurso indirecto y el tiempo fragmentado. Respecto al primero de los recursos, el anonimato de los personajes, al principio es interesante pero a medida que avanza la novela va saturando un poco y termina volviendo algo farragosa la lectura. La decisión de mantener este recurso en toda la novela percibo que es un guiño argumental a la situación de cambios de identidades de los combatientes durante la guerra civil pero también a un histórico silenciamiento de la voz femenina. En varios momentos se hace referencia a este problema de las identidades de los ex combatientes:
"Ella, cuando volvió a su casa, debió acostumbrarse a usar su nombre de antes porque su familiar se negó a llamarla por el que adopto para el combate (...) otras se quedaron con el nombre de combate, aprovechando que sus actas de nacimiento habían sido quemadas durante las invasiones" (pág. 114).
En cuanto al recurso del discurso indirecto durante toda la novela nos deja muchas incógnitas al no conocer la voz de los propios personajes. Habrá ciertas cuestiones que el distanciamiento del recurso, al no ceder jamás la voz, nos quedarán abiertas y sin respuestas. El ejemplo más evidente es el de la hija vendida y luego encontrada que no logra reconstruir del todo el lazo con su madre biológica. El narrador sugiere pero jamás podrá transmitir todo.¿Qué sintió realmente cuando se reencontró con su madre biológica? ¿Por qué la rechaza? ¿Cuáles son las causas de su depresión? etc.
"Roza tumba quema", me ha parecido una gran novela. Porque suma con su aporte a la reflexión sobre la memoria historica, la memoria individual y a los procesos traumáticos de historia reciente. Tambíén porque no es la típica novela de ex guerrilleros donde abundan las imágenes morbosas, las matanzas o la heroicidad exagerada de los personajes. Seguiré buscando los textos de esta autora, sobre todo las antologías de cuentos que parecen ser la especialidad de la casa.
Todo aquel que haya recorrido Centroamérica sabrá de la importancia del maíz. Las milpas, ese agrosistema que comprende el cultivo conjunto de maíz, calabaza y frijol será la base del sustento alimenticio de la gran mayoría de la población. En las zonas boscosas, desde las rutas, se pueden ver las columnas de humo que indican el lugar escogido por los campesinos para quemar y agujerear el suelo para luego plantar las semillas y cubrirlas con las cenizas que actúan como fertilizante. El resto del trabajo consiste en esperar las oportunas lluvias que permitirán una cosecha exitosa. El maíz conecta el pasado con el presente y es el alimento de los cuerpos pero también de las almas centroamericanas. Esta técnica agrícola quizá pueda representar en cierta forma la conexión de las tres generaciones de mujeres atravesadas por el dolor de la guerra salvadoreña que narra Claudia Hernandez.
Aunque la autora no menciona casi ningún nombre propio -ni de sus personajes ni de los lugares- en toda su novela a excepción de París, sabemos que los hechos que está contando transcurren en el contexto de la Guerra Civil Salvadoreña. Entre fines de 1970 y 1991, El Salvador se vio sacudido por una interminable Guerra civil entre las fuerzas insurgentes del Frente Farabundo Martí y los sucesivos gobiernos de ese período donde la derechista ARENA gobernó el pequeño país centroaméricano. Las cifras de muertos más conservadoras hablan de 75000 muertos entre los que se encuentran miles de civiles y hasta religiosos reconocidos como el padre Monseñor Oscar Arnuldo Romero, asesinados por los siniestros escuadrones de la muerte. El tema central de "Roza tumba quema" no será la guerra en sí, si no el impacto que el conflicto sigue generando en toda la población, especialmente en las mujeres que soportaron las peores atrocidades durante el conflicto y las condiciones más adversas para rehacer sus vidas luego de la contienda.
"Roza tumba quema", tendrá como personaje principal a una ex combatiente de la que no sabemos -ni sabremos jamás- su nombre como el resto de los personajes que se referencian como "su padre", "su madre", "sus hermanos", "su compañera ex combatiente" y "sus hijas" (la más chica, la tercera, la más grande, etc), siempre en relación con el personaje central. A penas siendo una adolescente, esta mujer, junto con algunos de sus hermanos y su padre deciden incorporarse a las filas de la guerrilla mudando sus vidas y sus destinos al monte donde los ejércitos rebeldes operaban. En los primeros tramos de la novela se cuenta la experiencia de una adolescente que no parece estar del todo convencida con la causa de la lucha y sólo será sostenida por la presencia de su familia y por el peligro que conllevaría volver al hogar con su madre y sus hermanos menores. Sin embargo su vida empieza a construirse en el monte y la clandestinidad, con su primer amor y el nacimiento de su primera hija que al poco de nacer perderá por muchos años. El relato de la dificultad del reencuentro entre la mujer y su primera hija -ya adulta- en París será uno de los temas importantes que aborda la novela.
Los capítulos o las partes de ellos en que se describe la vida de la mujer protagonista en el monte -donde pierde a su padre y al padre de una de sus hijas- se van alternando con las historias del presente de sus cinco hijas, ya adultas y forjándose un futuro a pesar de todos los desánimos e imposibilidades. Los años de posguerra hacen dudar a los ex combatientes del esfuerzo y sacrificio puesto en el combate por un país que no parece haber cambiado demasiado con los acuerdos de paz. A medida que avanza el relato se nos van describiendo las dificultades de todas las hijas, tanto de las que fueron criadas con ella, como de la primera, que fue separada de su madre en plena guerra y vendida por unas monjas a una familia francesa.
En el caso de esta última, cuando su madre viaja a concretar el reencuentro, -luego de comprobarse su filiación en los estudios de ADN-, se encuentra con una mujer ya adulta que se muestra distante, poco interesada en reconstruir sus lazos con su madre biológica y atravesando una profunda depresión que la lleva largas temporadas a los hospitales. Por el lado de las hijas que si se criaron con su madre se narran las dificultades de de sus hijas que intentan transitar los estudios universitarios, los conflictos de su hija mayor con un marido que no le permite trabajar ni estudiar, las carencias de las mas chicas que aún son escolares, etc.
En la novela se destaca la representación de la familia como un espacio de seguridad, contención y donde prevalece la ética del cuidado. Siempre con una ponderación positiva de las mujeres, mientras prevalece una visión marcadamente negativa de la gran mayoría de los hombres. Solo el caso del padre de la ex combatiente parece mostrar una masculinidad positiva frente al resto de los hombres que son infieles, abusivos, farsantes, abandonadores o posesivos que atentan contra las libertades de las mujeres.
El estilo narrativo de la autora utiliza varios recursos: el anonimato de los personajes, el discurso indirecto y el tiempo fragmentado. Respecto al primero de los recursos, el anonimato de los personajes, al principio es interesante pero a medida que avanza la novela va saturando un poco y termina volviendo algo farragosa la lectura. La decisión de mantener este recurso en toda la novela percibo que es un guiño argumental a la situación de cambios de identidades de los combatientes durante la guerra civil pero también a un histórico silenciamiento de la voz femenina. En varios momentos se hace referencia a este problema de las identidades de los ex combatientes:
"Ella, cuando volvió a su casa, debió acostumbrarse a usar su nombre de antes porque su familiar se negó a llamarla por el que adopto para el combate (...) otras se quedaron con el nombre de combate, aprovechando que sus actas de nacimiento habían sido quemadas durante las invasiones" (pág. 114).
En cuanto al recurso del discurso indirecto durante toda la novela nos deja muchas incógnitas al no conocer la voz de los propios personajes. Habrá ciertas cuestiones que el distanciamiento del recurso, al no ceder jamás la voz, nos quedarán abiertas y sin respuestas. El ejemplo más evidente es el de la hija vendida y luego encontrada que no logra reconstruir del todo el lazo con su madre biológica. El narrador sugiere pero jamás podrá transmitir todo.¿Qué sintió realmente cuando se reencontró con su madre biológica? ¿Por qué la rechaza? ¿Cuáles son las causas de su depresión? etc.
"Roza tumba quema", me ha parecido una gran novela. Porque suma con su aporte a la reflexión sobre la memoria historica, la memoria individual y a los procesos traumáticos de historia reciente. Tambíén porque no es la típica novela de ex guerrilleros donde abundan las imágenes morbosas, las matanzas o la heroicidad exagerada de los personajes. Seguiré buscando los textos de esta autora, sobre todo las antologías de cuentos que parecen ser la especialidad de la casa.
Excelente reseña!
ResponderBorrarMuchas gracias Franco. Abrazo!
ResponderBorrarBuena invitación a una lectura promisoria!
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